El edificio más feo del mundo

"Los diez edificios más feos del mundo", decíamos hace unos días en un artículo. Y sin embargo, nos faltaba uno: esa cosa que ven aquí. Tal vez no sea, en sí mismo, mucho peor que los demás (en el fondo, toda la gran fealdad es igual de repugnante). Ahora bien, sí es el más feo "simbólicamente hablando", es decir, si se tiene en cuenta la obra de arte sobre la que, para mayor escarnio, el monstruo se alza.

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Hace unos días, publicamos este periódico un impactante artículo: Los diez edificios más feos del mundo. Eran veinte, en realidad, puesto que había dos grupos, cada uno compuesto de diez esperpénticos horrores arquitectónicos. Para no caer en la monotonía, nos quedamos con éstos, pero hay muchos más, desde luego, como lo demuestran los numerosos correos que, acompañados de sus fotos, nos han enviado por nuestros lectores.

Los agradecemos profundamente, pero nos parece que no tendría sentido aumentar la lista de los delirios y despropósitos del denominado “arte” (¿?) contemporáneo: nada hay que sea más aburrido y repetitivo que la fealdad, máxime cuando pretende insultar a la belleza alzándose en su lugar.
 
Hacemos, sin embargo, una excepción: la de la Casa de los Soviets (sólo Dios sabe se llamará ahora) en la ciudad (rusa desde 1945) de Kaliningrado. No es otra que la antigua Königsberg, la capital durante siglos de Prusia oriental, que conquistada por los soviéticos durante la guerra, fue anexionada por éstos, siendo expulsada toda su población alemana y cambiado su nombre por el de Kaliningrado. Y como colofón y para mayor recochineo levantaron, sobre las ruinas del antiguo castillo de Königsberg, el horror que pueden ver ustedes.
 
Quien nos informa de todo ello es don Fernando de Mendoza, amable lector que comenta lo siguiente:
 
«Leía yo su artículo sobre los edificios más feos del mundo, y creo que falta uno, al que considero lo más horrendo pergeñado por la mente humana en materia arquitectónica. Se trata de la Casa de los Soviets en la ciudad de Königsberg, sobre cuyas ruinas edificaron algo conocido como Kaliningrado. Lo más espantoso no es el edificio en sí, sino el hecho de que se levanta sobre el solar que dejó el castillo de Königsberg, donde en 1901 fue coronado el primer rey de Prusia. Es todo un símbolo de la muerte del espíritu.»
 
Y ya que de «muerte del espíritu» habla nuestro lector, aprovechemos tal circunstancia para recordar a todos el Manifiesto contra la muerte del espíritu y la tierra que da nombre a este periódico, y de cuya publicación (en España, porque luego sería publicado en otros seis países) celebraremos el décimo aniversario el próximo 12 de junio.

El Castillo Königsberg, donde en 1901 fue coronado el primer rey
de Prusia. En su lugar se alza hoy lo que figura en la imagen de arriba

 

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