El diario londinense The Guardian ha desvelado que Gran Bretaña está a punto de reclamar decenas de miles de millas cuadradas en el suelo del Atlántico alrededor de Las Malvinas, Ascensión y el peñón Rockall, con la esperanza de apropiarse de recursos minerales e hidrocarburos. Las reclamaciones del Reino Unido serán presentadas ante la Comisión de Limites de la Plataforma Continental de la ONU (U.N.C.L.C.S.). Los británicos están acelerando el proceso de entrega de documentos a la ONU para garantizar la satisfacción del máximo de sus intereses antes de que se llegue a una línea muerta, lo cual está creando tensiones diplomáticas, sobre todo con Argentina.
Curzio Malatesta
Apoyándose en detallados estudios geológicos y geofísicos, llevados a cabo por científicos e hidrógrafos, cualquier estado puede delinear un nuevo “límite exterior en la plataforma continental” que puede extenderse hasta 350 millas desde su límite costero.
Los datos han sido recolectados para apoyar la mayoría de los documentos presentados por los británicos, y Chris Carleton, representante de la ley de división marítima en la Oficina Hidrográfica del Reino Unido y un experto en este tipo de procesos, dijo que las conversaciones preliminares sobre Rockall (en el Atlántico norte) se llevarían a cabo en Reykiavik, Islandia, a partir de la última semana de Septiembre.
El Oso Ruso abraza el Ártico y el León Británico el Atlántico
Carleton cree que la reclamación en Las Malvinas, en el Atlántico sur, es la que potencialmente se puede presentar más reñida políticamente. Gran Bretaña y Argentina lucharon por las islas hace 25 años, y se cree que el valor del petróleo bajo suelo marino en la región es inmenso: los test sísmicos realizados sugieren que puede haber millones de barriles bajo el suelo oceánico.
Gran Bretaña ha estado dando licencias para perforaciones de exploración alrededor de las islas dentro del límite normal de 200 millas y cualquier nueva reclamación a la Comisión de Límites de la ONU extendería los derechos territoriales más adentro del Atlántico.
“Estaría más allá de las 200 millas pero dentro del límite de 350 millas”, dijo Carleton, envuelto en la preparación de los documentos presentados. ”Efectivamente, une el área alrededor de las Islas Georgias del Sur con Las Malvinas. Es una reclamación, pero todavía no está decidido cómo se va a llevar a cabo. Los argentinos dirán que no tenemos derecho a reclamar nada. Todo es un poco complicado.”
Martin Pratt, director de la unidad de investigación de límites internacionales de la Universidad de Dirham, añadió: “Los rusos puede que estén reclamando el Ártico, pero el Reino Unido está reclamando un gran pedazo del Atlántico. Algunos estados podrán preguntar por qué un gran poder tiene derecho a abrazar gran parte de los recursos oceánicos a miles de millas de su tierra, pero así es como está hecha la ley”.
Debido a las susceptibilidades –a principios de este año Buenos Aires peleó sobre un acuerdo de 1995 con el Reino Unido para compartir el petróleo que se encontrase en las aguas adyacentes-, la primera reclamación formal de los británicos parece que va a centrarse en Isla Ascensión.
Esa isla volcánica se sitúa a 1000 millas de tierra Africana, en medio del Atlántico. No se cree que haya gas o petróleo en los alrededores de la isla, pero en el suelo oceánico puede haber depósitos minerales significativos.
Más precioso que el oro negro: la sangre joven
En 1982 fue la última ocasión, hasta hoy, en la que dos naciones europeas se enfrentaron por motivos no ideológicos, es decir, por el antiguo espíritu, sin máscaras morales, sólo impulsos de conquista y defensa.
La Guerra de Malvinas, hace 25 años, que enfrentó a británicos y argentinos, fue también la última guerra europea en la que lucharon y murieron soldados de reemplazo. Éstos estaban en el bando argentino, frente al altamente profesionalizado ejército británico.
La economía mueve las guerras desde la antigüedad, quizá. Pero siempre, incluido en nuestros tiempos (los cuales despreciamos como tiempos de enanos, puede que cegados por el romanticismo y las formas estéticas clásicas), siempre, con el móvil económico se han mezclado, sin someterse ni perder su pureza original por separado, ideales y valores de civilización y heroísmo.
Queremos olvidar a los burócratas, los comerciantes, los discursos grandilocuentes y demagógicos más o menos oportunistas, a los militares más o menos politizados y a los políticos más o menos corruptos...
Y queremos recordar un testimonio que nos reafirma en el valor de las cosas verdaderas, a las cuales todo lo demás, incluido la economía, debería estar supeditado. Se trata de una carta a su padre escrita por el teniente argentino Roberto Estévez, caído en La Pradera del Ganso cuando recibió la orden de atacar la Colinas de Boca House, en Malvinas:
Querido papá:
Cuando recibas esta carta yo ya estaré rindiendo mis acciones a Dios Nuestro Señor. Él, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto: que muera en cumplimiento de la misión. Pero fijate vos ¡qué misión! ¿Te acordás cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y armas, todo destinado a recuperar la islas Malvinas y restaurar en ellas Nuestra Soberanía? Dios, que es un Padre Generoso, ha querido que este, tu hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a Nuestra Patria.
Lo único que a todos quiero pedirles es:
1) Que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo.
2) Que me recuerden con alegría y no que mi evocación sea apertura a la tristeza, y muy importante,
3) Que recen por mí.
Papá, hay cosas que, en un día cualquiera no se dicen entre hombres pero que hoy debo decírtelas. Gracias por tenerte como modelo de bien nacido, gracias por creer en el honor, gracias por tu apellido, gracias por ser católico, argentino e hijo de sangre española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy y que es el fruto de ese hogar en que vos sos el pilar.
Hasta el reencuentro, si Dios lo permite.
Un fuerte abrazo. Dios y Patria ¡O muerte!
Roberto.