Barcelona: el enemigo ha vuelto a golpear

¡A por los (verdaderos) culpables!

No es ningún atentado lo que se cometió ayer en Barcelona: es un acto de guerra cometido por un enemigo que nos quiere aniquilar.

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Y no, los verdaderos culpables, los responsables primeros, no son ni el moro nacido en Marsella (ese tal Driss Oukabir, ya detenido), ni el otro muerto a tiros, ni todos sus demás secuaces… y comanditarios. Al fin y al cabo, ellos no son otra cosa que el enemigo. Y con el enemigo que te declara la guerra las culpabilidades no pintan estrictamente nada. Las moralidades y moralinas tampoco. Las velitas, lagrimitas y ositos de peluche que depositarán esta mañana los bobalicones de siempre, aún menos. No es ningún atentado lo que se cometió ayer en Barcelona: es un acto de guerra cometido por un enemigo que nos quiere aniquilar. Impedir que lo haga, abatirlo antes de que lo logre, tal es nuestro más simple y elemental deber. Punto. (Otra cosa es la posibilidad de cumplir tal deber recurriendo, como acaba de sugerir Donald Trump, a balas… bañadas en sangre de cerdo.)

Ahora bien, no es combatir al enemigo, es acogerlo lo que hacen los verdaderos responsables de nuestra catástrofe. Ese Carles Puigdemont, por ejemplo, secesionista presidente de la Generalidad de Cataluña, que, cuando la sangre de los 12 muertos y cerca de 100 heridos aún estaba fresca en las Ramblas de Barcelona, ha tenido la jeta de declarar, después de haberse secado una lagrimita: “Cataluña ha sido tierra de paz y de acogida y no dejaremos que nos dobleguen”. Hablando en plata: tranquilos, que los seguiremos acogiendo…

No sólo acogen al enemigo con los brazos abiertos, sino que cuando éste golpea, siguen insistiendo sobre su complicidad culpable. Ni ponen en tela de juicio ni hacen pesar la sombra de un interrogante sobre la imposible sociedad “multicultural” que han tenido el loco sueño de construir. Y construirla dando preferencia en Cataluña a la inmigración árabe y musulmana frente a los inmigrantes procedentes de Hispanoamérica, culpables de hablar la lengua que los separatistas odian y que quisieran ver desaparecer de su tierra. (El tiro, sin embargo, les ha salido por la culata: los “nuevos catalanes” venidos a sustituir a los antiguos acaban, pese a las cuantiosas ayudas concedidas para estudiar catalán, aprendiendo la lengua “impuesta por Franco”. ¡Qué se le va a hacer! ¡Seis millones de catalanohablantes frente a 500 de hispanohablantes representa una pequeña diferencia!

Para que las poblaciones víctimas de los actos bélicos sigan considerándolos como simples atentados que se-deben-desde-luego-condenar-pero-que-no-deben-hacernos-caer-ni-en-la-islamofobia-ni-en-el-rechazo-de-la-fraternidad-mlticultural, es por lo que desde primeras horas de la tarde de ayer las autoridades lanzaron (inútilmente, por lo demás) apremiantes llamamientos a la población para que no se difundieran las imágenes más duras de la masacre. Como la mayor parte de la prensa del Régimen ha obedecido fielmente la orden impartida, mucho nos complace cumplir con nuestro totalmente opuesto deber. (No: no nos complace en absoluto; las imágenes son atroces y es nuestro deber advertirlo a nuestros lectores.)


NOTA. El video al que nos referimos ha sido censurado por YouTube, así como también el enlace con el video colgado en la pagina Facebook de El Manifiesto, donde se ha convertido en viral, con cerca de 400.000 visitas hasta la mañana del 18 de agosto. Sin embargo, accediendo a nuestra página Facebook se puede (de momento) seguir viendo dicho video.

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