Drama de familia. Y drama político

Le Pen rompe con Le Pen

Cisma familiar y político en el Front National (FN). Marine Le Pen ha roto con su padre. Jean-Marie Le Pen se ha convertido en un disidente dentro del partido que él mismo fundó en 1972 y presidió durante cuatro décadas.

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Cisma familiar y político en el
Front National (FN). Marine Le Pen ha roto con su padre. Jean-Marie Le Pen se ha convertido en un disidente dentro del partido que él mismo fundó en 1972 y presidió durante cuatro décadas. Es el episodio definitivo en la estrategia marinista de “desdemonización” del FN, forzado por las reiteradas provocaciones del “diablo paterno”. El detonante han sido unas explosivas declaraciones en las que el presidente honorario del FN recuerda el viejo ideario fascista que su hija se esfuerza por depurar con el objetivo de presentar una imagen de “buena facha”: la moderación en temas como la xenofobia, la islamofobia, la homofobia…
La líder frontista francesa Marine Le Pen escenificó este miércoles la ruptura definitiva con su padre, cabeza visible de las ideas más antisemitas y extremas de un partido que la nueva presidenta quiere dejar en segundo plano para conquistar a un electorado más plural. Marine aprovechó las enésimas declaraciones de su padre, Jean-Marie Le Pen, contra la inmigración y en favor de la ocupación nazi de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, para lanzarle en un comunicado un ataque virulento:
"Su único objetivo es perjudicarme. Parece haber entrado en una auténtica espiral de estrategia de tierra quemada y suicidio político [...]. Su condición de presidente honorario no le autoriza a tomar el FN como rehén de provocaciones tan groseras cuyo objetivo parecer ser perjudicarme, pero que, desgraciadamente, asestan un golpe muy duro a todo el movimiento, aseguró la hija del patriarca, que le relevó al frente del partido en 2011.
El cisma no se quedará en palabras. La líder frontista convocará un comité ejecutivo para tomar medidas que protejan los intereses políticos del partido y bloqueará su candidatura como cabeza de lista de la formación a las regionales de final de año en Provenza Alpes Costa Azul. En esa gran región del sureste francés con capital en Marsella, segunda ciudad del país, Jean-Marie Le Pen ha hecho buena parte de su carrera política. Éste era el siguiente objetivo político del patriarca, de 87 años, elegido el pasado mayo eurodiputado con un tercio de los votos en esa circunscripción, en la que desde 1992 se sienta en su asamblea regional.
A sus 86 años, Jean-Marie Le Pen se ha entregado a torpedear la operación filial de transformación y renovación de la “casa paterna”, con la única finalidad de conquistar el poder, una meta que el viejo caudillo galo nunca había fijado en su hoja de ruta.El padre fundador del partido, portador de “valores tradicionales”, muy apegado al combate contra la inmigración, a la defensa de los valores patrióticos, antisemitas, y defensor de la herencia del Régimen de Vichy, se ha convertido en un obstáculo en el proyecto regeneracionista de la hija.
La reacción no se hizo esperar y, en unas declaraciones a la radio RTL, Jean-Marie afirmó que "la libertad de pensamiento y de expresión son bienes preciosos que el FN debe defender". Y envió un mensaje a su hija no exento de su proverbial ironía: "Si ya no los defiende, la señora Le Pen debe preguntarse si lo que hace es útil a la causa que pretende servir".
Marine Le Pen, de 46 años, está obstinada en desembarazarse de la imagen heredada para convertir al FN en una auténtica alternativa a los partidos tradicionales, sin descuidar el patriotismo de fondo, pero dejando en un segundo plano el antisemitismo y las referencias al mariscal Pétain. Una estrategia que ha dado frutos electorales, puesto que con Marine al frente el FN parece haber fidelizado a un electorado de entre cuatro y cinco millones de votantes que en las europeas le colocaron como la fuerza más votada.
Las salidas de tono del veterano frontista son ya habituales. Las últimas, la semana pasada, cuando repitió que las cámaras de gas con las que el régimen nazi quiso exterminar a los judíos de Europa no eran más que "un detalle" de la historia, unas declaraciones por las que la Justicia ya le había condenado en 1997. Y esta misma semana volvió a la carga en una entrevista al periódico Rivarol, representante del ala más dura del FN y detractor del “parricida lavado de fachada” llevado a cabo por Marine. En este número especial, Jean-Marie Le Pen defendió al mariscal Pétain, líder de la Francia colaboracionista con los nazis, y atacó los orígenes del primer ministro, Manuel Valls, nacido en España y nacionalizado a los 20 años. "Estamos dirigidos por inmigrantes", exclamaba Jean-Marie Le Pen, asegurando a continuación: "Valls es francés desde hace 30 años y yo desde hace mil. ¿Cuál es su auténtica vinculación con Francia? ¿Este inmigrante quiere cambiarlo todo?".
El hombre también expresa sin ambages su censura homofóbica, contra “el excesivo número de homosexuales que militan en el FN, gente con mucho tiempo libre porque no tiene responsabilidades familiares”.
Varios dirigentes del partido pidieron incluso su exclusión, lo que consuma el cisma en el seno de un partido en plena ascensión, a la espera de conocer si su ala más tradicional seguirá al líder histórico o se plegará a la nueva dirección renovadora.
Parece un cisma temporal pero quizás estemos ante la ruptura definitiva.

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