Los "fachas" tienen más y mejor sexo que los "progres"

No lo dice ningún carca (ellos no hablan de "esas cosas"). Lo dice un estudio sociológico, publicado nada menos que por la prestigiosa revista "The American Sociological Review". Vean cuáles son sus conclusiones. A las que se oponen, claro está, los partidarios del igualitarismo indiferenciado de los sexos. Perdón, de los "géneros", como ahora nos quieren obligar a decir.

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"Se ha convertido en mi mejor amigo, pero ha dejado de ser mi amante". Con estas palabras describen algunas parejas lo que ocurre dentro de los muros de su hogar: se acaba la pasión y ven al otro como un colega. ¿Por qué sucede? A las distintas teorías se suma una que publicaba este año la prestigiosa revista
The American Sociological Rewiew en el artículo “Egalitarianism, Housework and Sexual Frequency in Marriage” [Igualitarismo, tareas domésticas y frecuencia en la relaciones sexuales dentro del matrimonio], que concluía que cuantas más tareas domésticas consideradas tradicionalmente femeninas (cocinar, hacer la colada o pasar el aspirador) realizan los hombres, menos frecuente es el sexo en la pareja. Por el contrario, cuando ellos se dedican solo a actividades supuestamente masculinas (arreglar un desperfecto, bricolaje o poner a punto el coche), la actividad sexual se dispara; llegando a tener hasta 17,5 encuentros más al mes. "Cuanto más pequeña es la diferencia, menor es la atracción: la neutralidad de género nos está convirtiendo en seres sexualmente neutros", afirmaba la autora del artículo, la socióloga Julie Brines.
Siguiendo esa teoría, The New York Times publicó un reportaje en el que se aseguraba que las parejas de clase media en las que los dos trabajan fuera de casa no tienen mucha actividad sexual: solo una vez a la semana. Trabajo e hijos restan tiempo a los juegos amorosos y, de hecho, afirmaba que "el sueño es el nuevo sexo".
Pero, como ocurre en tantos asuntos, esta teoría se enfrenta a la que mantienen algunos expertos y que afirma exactamente lo contrario; es decir, que el reparto igualitario de las responsabilidades del hogar mejora la vida sexual de los cónyuges. Así lo sostiene el doctor John Gottman, responsable del laboratorio del Amor de la Universidad de Washington, que realizó varios experimentos que demostraron que las mujeres interpretan la colaboración de sus parejas como un signo de amor y se sienten más atraídas por ellos. Sobre esto debaten la actriz Natalia Dicenta y la periodista Celia Blanco.
Celia Blanco: ¿Qué pensáis de la teoría que afirma que en parejas igualitarias la pasión disminuye?
Natalia Dicenta: Genera desigualad, es tradicionalista y retrógrada. A un compañero le dije una vez: "No soy ni esclava ni gheisa, soy artista; y esto quiere decir que ni plancho ni lavo ropa, ensayo y preparo textos. Así que en el hogar tenemos que echar el resto entre los dos". No tendría relaciones con alguien que no lo acatara así. Llevamos años luchando por la famosa conciliación familiar y no puede ser que un estudio fomente roles arcaicos.
Celia Blanco:Hay mucha gente, sin embargo, que sí lo piensa, Natalia. Algunas mujeres pueden sentirse atraídas por una pareja que tenga un rol estrictamente masculino, porque han sido educadas de esa manera.
¿Y esa idea de que llega un momento en que comienzas a ver a tu pareja más como compañero que como amante?
Natalia: Pero ¿qué barbaridad es esta? Me parece una aberración. Para eso es mejor estar sola. Quiero ir de la mano de mi amante, de forma igualitaria.
Celia: Pero a algunas les gusta ser dominadas. Me atraen los hombres que me protegen, que tienen mucho carácter, por ejemplo. Aunque desde luego no voy a meterme en la cama con un señor que me haga sentir inferior.
Natalia: Pues a mí lo que me lleva de forma natural al sexo, incluso diría al buen sexo, es un hombre que comparta conmigo todo y que no ocupe los roles tradicionales. Desde luego me va a gustar más si se pone a planchar mientras yo hago la colada.
Otros estudios dicen que la aparición en escena de la superwoman resta pasión a las parejas porque las mujeres llegan al final de día agotadas.
Celia: Es cierto que hay más estrés y menos tiempo, por eso se tienen que establecer pequeños espacios propios. Vivimos en una sociedad muy estresante y desesperante que, en ocasiones, perjudica a las relaciones sexuales.
Natalia: Lo que tienen que hacer las señoras que se incorporan al mundo laboral es encontrar buenos compañeros dentro del hogar. Porque aún arrastramos roles estúpidos desde hace muchas generaciones. Todavía quedan mujeres que suspiran por casarse con un vestido blanco y con un príncipe que no existe. Pero, por el contrario, hemos surgido una serie de señoras que no deseamos ese príncipe, sino un compañero de vida que esté a la par que nosotras. Entonces el sexo será gloria bendita. No hay nada mejor que llegar a casa cansada y que te den un masaje de pies; así hay más posibilidades de acabar en la cama que si abres la puerta y te pones a hacer la cena.
Pero ¿qué piensan los hombres sobre este tema?
Celia: Seguramente encontremos a quienes les gusten ese tipo de mujeres, que sean los machitos, ordenen y manden, que necesiten tener una a su lado que parezca un poco más inferior y que corra a atenderle mientras él se dedica a las labores que supuestamente implican poder y fuerza.
Natalia: Me parece que ellos están hastiados de esos roles, que también les vinieron impuestos, del tipo poderoso y la chavala sumisa. En el siglo XXI hay muchos que dicen: "No en mi nombre". Porque lo que se les exige a ellos también es agotador, por eso rompen el rol tradicional que no les permitía cuidar de sus hijos al cien por cien, por ejemplo. Cuando llegue a mi casa tendré una paella preparada por mi chico, y sé que le satisface mucho haber estado toda la mañana cocinando para mí.
En tiempos de crisis, ¿pensáis que el sexo queda en un segundo lugar?
Celia: En esta situación tan mala tienes que apoyarte en la pareja y formar un equipo. He dejado de salir, de comer fuera, de comprarme ropa... pero de lo que no he prescindido es de montar fiestas en casa con mis amigos y, cuando todo sale bien, lo más probable es que acabe en la cama con mi chico. Porque lo que más alegría me da en la vida es pensar que, aunque no tenga un duro y las cosas estén mal, la persona que está a mi lado lo da todo para hacerme feliz. A mí esta situación de precariedad económica me ha venido bien para tener más relaciones sexuales.
Natalia: No está el cuerpo para mucha jarana si te van a echar de tu casa y no tienes dinero ni para pagar la luz...
Celia: Pues fíjate que yo, en épocas de crisis, animaría a practicar sexo, porque es la forma mas barata de conseguir un rato de felicidad. Lo único que nos consuela de una vida miserable es acabar en una cama pasándolo bien.
© El Mundo

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