Vuelta al pasado en metro

Tiendas vintage, moda vintage, decoración vintage y también fiestas vintage en el metro newyorkino. Ya no solo tenemos las antigüedades: ahora todo lo que tenga más de veinte años es vintage y nos llena de nostalgia. Los occidentales lo convertimos todo en parques temáticos de la historia. ¿Cómo es posible que una época que se cree la mejor de todas tenga tanta veneración por la estética de un pasado que desprecia? ¿Nos habremos quedado sin estética y entre tanta ñoñería habremos perdido toda ética? Ya hasta el metro de Nueva York celebra viajes al pasado y pronto, como todo lo exportan, nos exportarán también las fiestas vintage en tren. ¿Pastiche? Júzguelo usted mismo.

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La línea F desde el Rockefeller Center está abarrotada un domingo por la tarde de nieve. Los adultos de pie, cargados de bolsas y haciendo equilibrios para que se cierre la puerta, y los niños cansados quejándose. El metro llega a la estación de la Segunda Avenida, en el sureste de Manhattan, en obras y tal vez aún más destartalada que otras. Se oye música en la distancia.
 
Al final del otro lado del andén, docenas de personas bailan mientras una orquesta toca música de los años 20, 30 y 40.  Las mujeres llevan plumas en la cabeza, faldas con cancán y collares de perlas de varias vueltas. Los hombres, pajarita, bombín y flores en la solapa. Las fiestas vintage son habituales en Nueva York, pero ésta espera algo más.
 
El tren de 1930 en 2013
 
Después de un rato de baile,un metro verde metálico de 1930 se detiene en el andén entre aplausos y muchas sonrisas. Sonríen los pasajeros que han acabado por casualidad dentro del tren especial que hace todos los domingos de diciembre el recorrido de la línea M. O quienes llevan días preparándose para exhibir el armario de época. O los maquinistas jubilados como Gregory Gil. "Soy voluntario, pero hago muy bien mi papel como si fuera un actor. Un día yo también conduje uno de estos", me explica mientras sostiene su reloj antiguo de cadena y da la bienvenida a los nuevos pasajeros.

Baile ´vintage´ en el andén de la Segunda Avenida.

En el techo lucen quietos los viejos ventiladores de aspa. Los asientos están forrados de rojo, las paredes de acero son de verde oscuro y las bombillas son incandescentes. La publicidad y las tiras cómicas de hace varias décadas adornan este tren de metro que funcionó hasta los años 70. Están los viejos eslóganes del tomate Heinz o una petición de dinero para la Biblioteca Presidencial de John Kennedy. "No tuvo tiempo de terminar el trabajo. El resto depende de nosotros", dice el anuncio en blanco y negro.

La empresa de transportes de Nueva York, MTA, empezó a sacar sus vagones de época en 1979. Desde que el metro cumplió su centenario en 2004 lo hace de manera más organizada con sus trenes (y autobuses) de la nostalgia. Y en los últimos años se ha beneficiado de la pasión por el vintage, glorificada en fiestas por toda la ciudad. No son los trenes más antiguos, pero son "históricamente significativos", según MTA, como los primeros de los años 30 y 40 que tuvieron un sistema de megafonía o luces especiales. La última generación de la época.

Gregory Gil, maquinista jubilado y voluntario.

Cada domingo de este diciembre, entre las diez de la mañana y las cinco de la tarde, cualquiera puede disfrutar de un viaje al pasado por lo mismo que cuesta un viaje al presente.

La fiesta se suele alargar. "Este tren ya vuelve al almacén. Pero podemos entretenernos otros 15 minutos", anuncia el ingeniero Gil. Veinte después la gente se sigue haciendo fotos delante de la locomotora. Hasta que llega el F y toca volver al año 2013. El metro va esta vez un poco más desahogado. Algunos siguen sonriendo.

© El Mundo

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