Sólo los identitarios defienden a los pueblos y su diversidad

La identidad de los pueblos. La de todos

Los identitarios, ¿no son esos malignos xenófobos que, luciendo cuernos y expeliendo azufre, intentan sojuzgar a los pueblos que no son el suyo? ¿No son estos "racistas" —así les llaman— los peores enemigos del entendimiento entre unos pueblos que sólo serían defendidos por un liberalismo para el cuál… no hay pueblos (salvo algún rasgo folklórico), sino sólo individuos? Para responder a tales preguntas, veamos lo que dice Sergio Palomo, destacado dirigente de Plataforma por Cataluña: un identitario que, además, conoce de primera mano las idiosincrasias irreductibles entre los diversos pueblos: estuvo como misionero en África y Latinoamérica.

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La lamentable situación de los pueblos del mundo se agrava. El mensaje universalista del capitalismo avanza destrozando, en su caminar, todo resquicio de identidad.

El liberalismo ha consumido ya el mundo europeo transformándolo en un mero medio de producción y beneficio. Sólo unos cuantos partidos identitarios toman iniciativas para hacer frente a esta situación deplorable. Los identitarios, igual que defendemos que nuestros pueblos europeos sobrevivan y puedan desarrollar su carácter sin presencia masiva de extranjeros, también nos posicionamos por la libertad de los pueblos de todo el mundo.
El leviatán de la modernidad pretende un poder financiero mundial y para ello se vale de sus marionetas, los estados modernos. Todo apunta a que este camino de homogeneización nos lleva a una estructura global de carácter totalitario. Cosa necesaria para tener un dominio financiero de los medios de producción y los recursos naturales que pertenecen legítimamente a los pueblos.
En este momento las acciones del liberalismo pretenden ensañarse con las comunidades selváticas del Perú, comunidades que no han entrado en contacto con el resto del mundo y a quienes no se les ha preguntado si quieren un diálogo. Así pues el monólogo demoliberal se extiende en detrimento de la voluntad y la decisión de los indígenas.
Ha ocurrido recientemente que el Departamento de Asuntos Indígenas del Perú ha declarado que abrirá las reservas indígenas a la exploración petrolera, esto dará rienda suelta a las empresas para penetrar en el amazonas poniendo en peligro la existencia de las comunidades que aún se resisten a entrar en contacto.
Otro proyecto, en este caso gasístico, pone en peligro la reserva Kugapakori-Nahua-Nanti y a las comunidades que en ella viven.
Dentro de poco el fenómeno d elos niños de plomo se extenderá por todo el Perú. Son denominados así los niños Oroya que por la actividad minera tienen un gran índice de plomo en la sangre.
Las pocas comunidades que no están contaminadas por el liberalismo van a ser destruidas. En todas las ocasiones que se ha intentado una injerencia de este tipo han despertado la resistencia de los autóctonos, y con ella la violencia y el exterminio.
Considero que las fronteras existen, no solo territoriales, si no de costumbres, tradiciones y modo de vida. Por ello hay que evitar que el liberalismo avance más territorialmente y  extermine a todo aquel cuya alma plantea resistencias.
Todo pueblo es el depositario legítimo de sus recursos y puede decidir qué tipo de relación quiere tener con respecto a las injerencias extranjeras. Los gobiernos mundiales no pueden obviar los proyectos vitales de estas comunidades que son miembros de estados por imposición.
La acción contra este proceso de globalización no puede ser local, todos los pueblos del mundo han de rebelarse contra esta dinámica tiránica del estado moderno y del nuevo orden mundial.
Nuestros políticos capitalistas tanto de izquierdas como derechas son cómplices de las decenas de genocidios que se producen diariamente en el mundo.
Por una política identitaria, pueblos del mundo rebelaos.

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