Desafiando todas las encuestas y ante el estupor de los políticos y medios bienpensantes y proislamistas (es decir, todos los oficiales), los suizos han aprobado este domingo la iniciativa lanzada por el partido identitario Union démocratique fédérale a fin de prohibir la construcción de minaretes en las mezquitas musulmanas.
El “sí” ha ganado con extraordinaria holgura: nada menos que con el 57,5% de los votos, venciendo además en la mayoría de los 26 cantones de Suiza. Sólo se han manifestado en contra Ginebra, Vaud, Neuchâtel y Basilea-Ciudad.
Este resultado representa una sonora bofetada para el conjunto de la clase política proislamista, la cual se había enfrentado de forma unánime al proyecto, respaldado por una iniciativa popular que había recogido 113.000 firmas.
Ante el decidido empeño del pueblo suizo de oponerse a la expansión de la religión musulmana en el país helvético, nada han podido ni las presiones de la casta política (tanto de derechas como de izquierdas, partido ecologista incluido), ni la enorme ofensiva emprendida por la práctica totalidad de los medios de comunicación, ni las imprecaciones lanzadas por la Conferencia Episcopal Suiza, ni las tergiversaciones lanzadas adrede por los institutos de sondeos, los cuales habían pronosticado una contundente derrota de una iniciativa popular, que sólo iba a obtener, según ellos..., un 37% de los votos.
Este referéndum constituye un hito excepcional. Tiene ante todo valor de símbolo: representa la primera victoria alcanzada por un pueblo europeo que decide oponerse la nueva expansión del Islam en nuestra tierra (no debe olvidarse que son ya un 5% de la población los musulmanes residentes en Suiza).
Y puesto que de símbolos hablamos, sólo con iniciativas parecidas podrá ponerse coto a este otro símbolo: a la vorágine de odio que corre por las músicas y letras de grupos raperos árabes (cuyos nombres son tan inequívocos como "Ministerio Amargo", "Guerra Yihad", "Islam", "Violencia-Delincuencia"...) Tales son las hermosas canciones que se cantan en las banlieues, en estos suburbios ocupados por la inmigración en Francia (y desde luego también en los barrios y suburbios de Suiza, y desde luego también en los de Holanda, y en los de Alemania, y en los de Inglaterra, y en los de... España, salvo que aquí ni siquiera nos enteramos).
He aquí algunas breves muestras de tales "canciones" (de una grosería extrema, como no podía ser menos, así como de un racismo y de una xenofobia manifiestos). Las extraemos de una denuncia que han presentado 153 diputados del UMP (el partido de Sarkozy) pidiendo, sin éxito por ahora, que se emprendan acciones judiciales contra tales "cantantes". Ante tal denuncia, el resto de los políticos proislamistas no han dicho siquiera esta boca es mía.
Grito bien alto: “Me cago en vuestra nación”.
Por poco que puedas, a la menor ocasión,
a todos los cerdos que en Francia mandan
jódeles por detrás y así disfrutarás.
No me gusta este país, Francia, ni el latín y su gilipollín
Gran misión es a los ministros y fachas exterminar.
Una puta es Francia y con ella vamos a acabar
Los hermanos hasta los dientes armados están.
Pronto al Elíseo moros y negros llegarán.
Bienvenido no soy, pero aquí estoy,
a comer y a cagar aquí voy.
Cuando a Francia veo sus abiertas piernas ensanchar,
sin aceite la enculo sin pensar.