El ogro pertenece al imaginario europeo. A través de las leyendas y los cuentos, el ogro simboliza el monstruo frente al cual hay que proteger a los niños: el ogro es el adulto pedófilo que abusa sexualmente de menores de edad o les hace perder su inocencia.
Las confesiones del ogro
Daniel Cohn-Bendit se jactó de ser uno de ellos cuando trabajaba como monitor en una guardería alternativa de la Universidad de Frankfurt. En un texto autobiográfico, El Gran Bazar, habla de sus prácticas: “Ocurrió varias veces que algunos niños me abrieran la bragueta. Reaccioné de diferentes maneras, según las circunstancias, pero el deseo de aquellos niños me planteaba un problema. Yo les preguntaba: ¿por qué no jugáis juntos?, ¿por qué me elegís a mí y no a los otros niños? Pero, si insistían, de todos modos los acariciaba”.
El periódico El Observer encontró incluso un texto escrito por él mismo en un periódico alternativo de Frankfurt en 1976: “Mi permanente coqueteo con estos niños adquirió de pronto una tonalidad giro erótica. Podía sentir perfectamente cómo las niñas de cinco años habían aprendido a excitarme. ¡Es casi increíble! La mayoría de las veces yo estaba un poco desarmado. (...) Me ha ocurrido varias veces que algunos niños me hayan abierto la bragueta y hayan empezado a acariciarme. Dependiendo de las circunstancias he reaccionado de diferentes maneras. Cuando lo querían, les he acariciado. Por ello se me ha acusado de perversión.”
Esta actitud habría tenido que descalificar para siempre a Cohn-Bendit. Sin embargo, cuando François Bayrou habló brevemente estos hechos, respondiendo líder de los Verdes, que pretendía darle lecciones de… moral, se originó un gran escándalo mediático, no en contra de Cohn-Bendit, sino en contra del propio François Bayrou.
La presentadora de France 2, Arlette Chabot, icono conformista y feminista favorable a las minorías sexuales, acudió en ayuda de un desesperado Cohn-Bendit y le exigió a Bayrou que volviera al tema de la elecciones europeas y no se aprovechara de su ventaja sobre Cohn -Bendit. E incluso antes de emitir la emisión previamente grabada, la clase político-mediática dominante lanzó una campaña contra un Bayrou que había hecho “saltar los fusibles” y que, según Le Monde, “había llevado la campaña electoral fuera del curso que le corresponde”.
Está claro: queda prohibido atacar en los medios de comunicación a Cohn-Bendit: la vieja momia del sesenta y ocho y el ecologista son especies electorales protegidas...
El ogro gordito de la ideología dominante
Principal figura de mayo del 68, Cohn-Bendit es el arquetipo de los defensores de la ideología impuesta por la tiranía mediática:
–Es partidario de romper con las tradiciones (en nombre de tal ruptura pretende, por lo demás, haber teorizado las relaciones sexuales entre niños y adultos como simples “provocaciones” destinadas a “chocar al burgués”.
–Es partidario del “mundialismo”.
–Es partidario del antirracismo en la estela de las consignas de 1968: “Todos somos judíos alemanes”, "Franceses/inmigrantes: ¡un mismo combate!
–Libertario convertido en liberal, le da un simpático toque “de izquierdas” al liberalismo mundialista.
Miembro desde hace quince años del Parlamento Europeo, ha servido con constancia a la superclase mundial abogando por que se supriman las fronteras de Europa y se abran sus mercados y sus puestos de trabajo al resto del mundo.
En virtud de su pasado (“no se toca a un ex combatiente de Mayo del 68) y de los servicios que presta en la actualidad al mundialismo y al mundo de los negocios (cuidemos a nuestros “idiotas útiles”), se ha convertido en intocable.
Así, quien se ha situado, en virtud de sus propios escritos, en la categoría de los ogros es presentado a la opinión pública como un ángel regordete y bonachón.
Una bien orquestada complacencia mediática
Los medios de comunicación han promoivido tanto más fácilmente la lista de los ecologistas cuanto que se encontraba en la encrucijada de dos grandes fuerzas:
- Una fuerza ideológica, el mundialismo, que, frente a la crisis financiera, intenta recomponerse: la globalización ecológica sustituye a la económica; se trata ahora de defender el “planeta” para reactivar mejor la especulación financiera (la derechos sobre los carbonos) y la producción (coches no contaminantes, eficiencia energética de las viviendas, etc.).
- Una fuerza política, la UMP y Nicolas Sarkozy, ven en el movimiento ecologista de Cohn-Bendit un medio de debilitar a dos peligrosos competidores para las próximas contiendas electorales: el PS y, sobre todo, el MODEM de François Bayrou.
Esto explica por qué la radio y la televisión, tanto privadas como públicas, han desplegado toda su simpatía hacia el candidato Verde, defendiéndole todas juntas en unión frente a los legítimos ataques de François Bayrou.
Voto verde, voto refugio, voto “amable”
Aún así, el votante tenía que seguir, cosa nunca asegurada de antemano.
Sin embargo, el voto verde funcionó como un voto refugio: en lugar de no ir a votar. Si no estoy satisfecho con mi partido (en este caso, el PS) o con mi candidato (que no lo ha hecho bien), ¡entonces decido votar verde!
También es un voto “amable”: se trata de de pensar en el “planeta”; es algo que no te compromete mucho y es muy poco criticable. ¡He ahí un voto simpático y fácil de asumir para los pijos progres!
También es un voto cautivo del espíritu de los tiempos, fabricado por la omnipresencia en los medios del discurso del “recalentamiento” y del discurso ecológico.
Las cuestiones ecológicas constituyen, por lo demás, auténticos y reales problemas, especialmente en la región de Ile-de-France, donde Cohn-Bendit ha obtenido más del 21% de los votos.
Es cierto que Ile-de-Francia tiene un doble problema de saturación: la saturación del transporte público y la de los espacios urbanos. Y esta situación empeora cada año debido a la instalación en Ile-de-France 80.000 inmigrantes adicionales (el 40% de las 200.000 entradas en Francia, el doble de la población de Mantes-la-Jolie). No son obviamente los ecologistas partidarios de abrir las fronteras quienes van a poder solucionar esta situación. Pero la lógica de un voto de inspiración mediática está constituida por la emoción y, por tanto, por la denegación de la razón.
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