La desconocida historia de Fort Mose, Florida

Cuando los esclavos negros de Norteamérica querían ser españoles

1784. Las tierras de Florida, en Norteamérica, han retornado a la Corona española. Unidades irregulares norteamericanas intentan resistir: los Florida Patriots. Una tropa española los aplasta. ¿Española? Son españoles sus uniformes y banderas, pero son todos negros. Descendientes de los mismos que desde 1738 formaban la milicia negra, española, de Santa Teresa de Mose, “the black fortress of freedom”, donde los esclavos de Carolina huían para acogerse al cobijo español. Un episodio desconocido de nuestra Historia.

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San Agustín está en el extremo norte de Florida, junto a Carolina del Sur. Fue el punto más septentrional de las posesiones españolas en la costa este norteamericana. Cerca de allí está el antiguo Fuerte de Santa Teresa de Mose. Hoy se conoce al lugar como the black fortress of freedom, “la fortaleza negra de la libertad”, y se celebran festejos en memoria de aquel lugar y sus ocupantes. 

La historia empieza a mediados del siglo XV. Los Pilgrim Fathers, los primeros colonizadores ingleses, aún no se han establecido en Norteamérica. Faltan cuarenta y dos años para que nazca la colonia pionera de Jamestown. España lleva medio siglo explorando la Florida, desde que allí pusiera el pie en 1513 Ponce de León. Ante la presencia de hugonotes franceses en la zona, España decide establecer una base fija. Es don Pedro Menéndez de Avilés quien desembarca en 1564 y funda la ciudad de San Agustín. Los españoles instalan allí un núcleo cuyo primer nombre es Misión de Nombre de Dios. Es el primer lugar de Norteamérica donde se celebra una misa. El sitio queda bajo la advocación de Nuestra Señora de la Leche, la Virgen lactante. Hoy se llama Our Lady of la Leche.

Los negros querían ser españoles 

San Agustín es un lugar de frontera. Se vive bajo la permanente amenaza inglesa. El corsario Drake arrasó la ciudad en 1586, pero los españoles no se marcharon de allí. Luego vino el ataque del pirata John Davies, y después los asaltos de los ingleses en 1702 y 1740. Ninguno consiguió echar de allí a los españoles. Y empezó a pasar algo insólito: a medida que la colonización inglesa se establecía en el área y desarrollaba plantaciones con el trabajo de los esclavos negros, San Agustín se convirtió en objetivo de los esclavos fugitivos. Carolina del Sur estaba al lado. Los negros que se atrevían a huir no querían otro destino: la Florida española.

¿Acaso en España no había esclavitud? Sí la había, como en las colonias inglesas. Y los negros eran también su principal mano de obra. Pero el régimen de la esclavitud bajo ley española era sensiblemente más suave que en la corona británica. Los esclavos, en el ordenamiento español, podían tener dinero propio para comprar su libertad, podían llevar a sus señores ante los tribunales –generalmente con la mediación eclesiástica-, podían mantener íntegra a su familia en caso de venta a otro dueño… Y sobre todo, en esa Florida española donde había esclavos negros en mejores condiciones que en Carolina, había además otros negros que no eran esclavos, sino hombres libres. Las crónicas de la conquista citan con alguna frecuencia el caso: entre las huestes de conquistadores españoles no era inusual encontrar negros, gente que había sido vendida como esclava por los musulmanes, o que había huido de África, y que aparece ahora en la América española en condición de esclavos liberados por sus dueños o, simplemente, de hombres libres. 

Las primeras fugas de esclavos negros de Carolina se producen hacia 1687. Se sabe que el primer grupo que llega a Florida estaba compuesto por ocho hombres, dos mujeres y un niño. En poco tiempo, el número de evadidos se eleva ya al centenar. La Corona española está resuelta a acoger a los fugados. Y una vez bajo ley española, los esclavos son puestos en libertad. Carlos II otorga en 1693 una cédula que dice así: “Dando libertad a todos, tanto a los hombres como a las mujeres, sea ello ejemplo de mi liberalidad y dé lugar a que otros hagan lo mismo”. Como el número de evadidos crece, los españoles establecen una fortaleza: el Fuerte de Santa Teresa de Mose, donde se constituye la primera comunidad negra libre de Norteamérica. Para los africanos de la colonia inglesa, el establecimiento de Santa Teresa de Mose era un símbolo de esperanza.

Aquel asentamiento, hoy conocido como Fort Mose, tiene su propia fuerza militar: en 1738 se crea, bajo bandera de España, una milicia negra con oficiales no sólo españoles, sino también de la propia raza, como el capitán Francisco Menéndez, antiguo esclavo evadido. Esa milicia defenderá no sólo la frontera española en Florida, sino también la propia libertad de sus integrantes.  

La vida de la Florida nunca fue tranquila. En 1763 se entregó la región a Inglaterra por un acuerdo internacional. Entonces los defensores de Fort Mose embarcaron hacia Cuba junto a los pobladores de procedencia española. La mayoría se instalaron en Matanzas, donde continuaron su vida como hombres libres. Allí viven hoy sus descendientes. Pero Florida volvió a manos españolas en 1784, y algunos de aquellos negros de Fort Mose regresaron a San Agustín. Cuando algunos colonos norteamericanos –los “Florida Patriots”- trataron de oponer resistencia, fue esta milicia negra la que asentó el dominio español. Florida fue española hasta 1821, cuando Fernando VII la vendió a los Estados Unidos.

Hoy San Agustín es una ciudad norteamericana donde se habla inglés, pero no hay que escarbar mucho para encontrar la huella española: los nombres de las calles, la catedral, los giros y modismos de la lengua popular… hasta las terrazas de los bares y la misa de doce. En 1991 los museos de historia locales inauguraron una exposición itinerante que cuenta lo que fue aquello: Fort Mose: America´s Black Fortress of Freedom.

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